La Hiedra (feat. Alfonso Salas, Daniel G. Artés & Octavio Vargas)

Tan verde y tan alta se viene hacia mi

Por la noche, muy tarde, la hiedra.

Las ranas del lago la animan a ir a la tundra, a buscar su raíz.

Y cantan los grillos cubre con tu paz, los hogares pegados al suelo;

que con tanto esfuerzo cavaron ayer nuestras madres dejando su aliento.

Y mil y una flores viven en tu piel, bebiendo savia de tu cuerpo.

La hiedra amamanta a todos los que se dejan caer en su lecho.

La hiedra va firme cumpliendo su ley. Ocupa y resiste los vientos. Y sus movimientos recuerdan aquel contoneo que tiene un helecho.

Y ella es tan anciana que sabe por qué cruje el alma del árbol en casa. Sabe que aquel roble ahora es un parqué, y el cerezo una silla en la sala.

Y en la chimenea no paran de arder los amigos perdidos del haya.

Y en las escaleras el fresno es hogar de más de un millón de pisadas.

La hiedra copula sin ningún pudor, es la meretriz de la selva.

Extiende su manto para que así el sol no vea, la orgia de la tierra.

Y que no me quiten la hiedra,

Sin ella yo no sé vivir.

Porque une el cielo y la tierra, porque me ha enseñado a subir.

Y que los gorriones cuiden su tapiz y lo protejan de la niebla,

Que quiere malvada hacer cicatriz en el alma verde de la hiedra.