Letras
Érase una vez un ratón que instaló su casa en un agujero que
Encontró en el bosque. Allí no existía ningún gato come-ratones
Y hallaba comida al alcance de su pata. No podía comer de los
Ricos quesos que habían en su casa anterior, pero vivía en libertad
Y sin temor. Llenó su gruta de hierbas aromáticas, escondió raíces
Apetitosas para días de frío y puso a la entrada un letrero: "
Villa ratón". Pero una mañana, cuando el grillo despertador cantó
La sinfonía de la madrugada, saltó de su cama y al salir de su casa
Notó que algo gordo y con muchas garras apresaba su débil cuerpo
- ¡Aaahh! ¿Qué pasa? ¡Una montaña de pelo ante mi casa!
Al levantar la mirada vio delante suyo un fiero
León que le mostraba sus afilados dientes
- ¡Un león! Un león es más grande que
Un gato. Se acabó mi vida ratonil
- ¿Tú que eres?
- Soy un ratoncillo, una tontería con cuatro patas. Oiga
Oiga, león, ¿puede aflojar la garra que me está apretando
La barriga? Si abriera la manaza podría respirar mejor
- No soy tonto ratón, soy el rey de la selva
Si aflojo la presión de mi garra escaparás
- ¿Qué vas a hacer conmigo?
- Puede que te coma
- ¡Qué tontería! Soy muy poco ratón para tanto león. No
Tendrás ni para hincar un diente. Si me dejaras con vida a
Veinte o treinta años engordaría muchísimo. Si me muerdes ahora
Vas a creer que tienes la boca vacía y te comerás la lengua
El león rugió riéndose y se lo llevó a su gruta
- ¡Uy! ¡Qué cueva tan grande! Oye león, cuando
Me muerdas hazlo rápido, así me dolerá menos
- No pienso comerte. Tranquilo ratón, soy el rey de la selva
Y tú viniste a vivir sin pedirme permiso ni pagar alquiler
- Majestad, la ley de los ratones autoriza a ocupar...
- Aquí en mis dominios sólo rige una ley, la mía. La ley
Leonina de la vivienda dice que hay que pedir permiso al rey
Que soy yo, para ocupar cualquier agujero vacante. ¿Entendido?
- Sí, sí, majestad, pediré permiso. Si me suelta voy a pedir permiso
- No es necesario, te concedo vivienda gratis
Me caes bien, no sé por qué. Hala, vete a tu casa
- Oh, gracias majestad, gracias
El ratón escapó corriendo y se encerró en su cueva muy asustado
- ¡Uf, qué miedo he pasado! Salgo a desayunar y por poco soy
Yo quien sirve de desayuno. ¡Uf!, se me ha quitado el apetito
Pasaron unos días. Cuando el ratón salía de su casita procuraba
Alejarse de los caminos que solía recorrer el león, por si acaso
Aquel día el león observó a lo lejos
Una riquísima oveja roñiza y mantecosa
- ¡Madre mía! ¡Menudo atracón de oveja me voy a dar!
Pero no se dio cuenta de que la oveja estaba atada
A un poste. Y cuando el león saltó sobre ella...
- ¡Ya es nuestro! ¡Dejad caer las redes!
...Cayeron sobre el león unas espesas redes que le impedían moverse
- ¡He caído en una trampa! Me pusieron la oveja como
Cebo y ahora se la llevan. ¡Se acabó mi reinado!
El león quedó encarcelado en la red
Apenas sin poder moverse, muy triste
- Me han hecho dejar mi trono a la fuerza, triste
De mi. Me llevarán a algún zoo y todos mis
Súbditos se reirán de mí ante mis propias melenas
El león se lamentaba así perdiendo toda su arrogancia y firmeza
Aquella mañana el ratón andaba por el bosque feliz cuando oyó los
Lamentos del león. Se aproximó con cautela y lo vio preso en la red
- ¡Anda! ¡Pero si es su majestad en persona! ¡Bueno, bueno!
- No te burles de mí, ratoncillo. Esto te demostrará que nadie
Es importante aunque él así lo crea. Siempre hay alguien más
Poderoso y fuerte que nosotros. Sigue tu camino y olvídame
El ratón se rascó la cabeza y alargó su
Hocico para oler las cuerdas de la red
- Me gustaría ayudarte, majestad
- ¡Qué dices, loco! Nada puedes hacer por
Mí. Lárgate y déjame llorar en soledad
El ratón se alejó unos pasos y empezó a morder una raíz apetitosa
Pero volvió a rascarse la cabeza con una de las patas
-
RATÓN — Creo que puedo sacarte de este embrollo
LEÓN — No me hagas reír, pequeñaco. Si yo, tan fiero y
Valiente, no puedo librarme, ¿qué vas a conseguir tú?
RATÓN — A veces más vale maña que fuerza. Tengo dientes potentes
Estoy acostumbrado a roerlo todo. Y no creo que estas
Cuerdas de esparto que os atan sean más fuertes que la madera
Que roía en mi otra casa. Déjame probar, no se pierde nada
LEÓN — Roe, roe. Yo dormiré hasta que
Vuelvan los hombres para llevarme
El ratón empezó a roer la cuerda de la trampa y, roe que te roe
Fue abriendo un boquete lo suficientemente grande para que el
León pudiera salir por él. El león no podía creérselo. Su
Cabezota salía de las redes, lo mismo que sus patas y su cuerpo
LEÓN — ¿Cómo lo conseguiste? ¡Es magia de ratones! ¡Eres un brujo!
RATÓN — Nada de eso, majestad. Tus dientes están acostumbrados
A morder mucho, y los míos a roer poco a poco. A una oveja yo
Le haría cosquillas, ni se enteraría, pero una cuerda de
Esparto no puede aguantar mis roeduras y se rompe. Estás libre
LEÓN — Gracias, ratón. Jamás creí que un bichejo tan pequeño como
Tú pudiera salvar a todo un león, rey de la selva, al que todos
Temen porque muerdo mucho. Tú apenas tienes dientes. Esto parece
Un chiste. (Rugido de alegría.) El león se rió rugiendo de alegría
LEÓN — A partir de ahora serás mi amigo. Si algún
Bicho de la selva se atreve a molestarte, dímelo
Y me lo como crudo. Dame la mano, ratón valiente
RATÓN — Un momento, sin apretar mucho, que tú tienes
Unas garras tremendas y yo una patita minúscula
Ambos estrecharon sus patas y se alejaron felices
Cuando llegaron los cazadores con la jaula y el vehículo
Que iba a transportar al león, se quedaron asombrados
CAZADOR 1 — ¡El león ha escapado! ¡Es increíble! ¡Fijaros
En las cuerdas! ¡Las ha roído como si fuera un ratón!
Y tanto el león como los cazadores aprendieron a no despreciar jamás
A nadie, aunque lo juzgaran inferior a ellos. Y eso es lo que
Comentó el sabio antiguo. Muchas veces alguien más insignificante
Que nosotros puede servirnos de gran ayuda. A veces, también la
Paciencia y la constancia consiguen más que la fuerza. Y el león
Rey de la selva, no volvió a caer nunca en
Ninguna otra trampa, porque el ratón siempre iba
Con él para echarle una mano en caso de peligro
Written by: Gustavo Morandé


