Roy Eldridge & Dizzy Gillespie
Roy and Diz
Álbum · Jazz · 1954
Por el éxito de sus giras de jam sessions Jazz at the Philharmonic, parece natural que el productor Norman Granz adoptara el mismo enfoque en el estudio, tal y como hizo en este duelo de trompetas grabado en 1954 para Clef Records (un precursor de Verve). Roy and Diz también es fiel a otro imperativo de Jazz at the Philharmonic: reunir a los gigantes de la era del swing con las nuevas voces del bebop, un desafío a la falsa noción de que había que elegir entre unos y otros. Roy Eldridge fue el trompetista más influyente después de Louis Armstrong y el primer afroamericano que tocó como solista en una banda blanca (la Gene Krupa Orchestra, a principios de los años 40). Dizzy Gillespie fue el motor intelectual del bebop, un virtuoso sin igual y el trompetista más influyente después de Eldridge.
Publicado alternativamente como The Trumpet Kings y Trumpet Battle, Roy and Diz reunía a los dos titanes con el pianista Oscar Peterson y su trío, que completaban Herb Ellis (guitarra) y Ray Brown (contrabajo), con el añadido del versátil Louie Bellson a la batería. El grupo de Peterson funcionó como una especie de banda de la casa en estos encuentros estelares. Poco antes, habían grabado Lester Young with the Oscar Peterson Trio y Diz and Getz, este con Max Roach, un aliado de Gillespie en el bebop, a la batería.
La interacción melódica de Dizzy y Eldridge en “Sometimes I'm Happy”, “Blue Moon” y la furiosa “Limehouse Blues” se remonta en cierto modo a las trompetas de King Oliver y Louis Armstrong, que nos dejaron algunas de las grabaciones fundacionales del jazz. En estas piezas, una trompeta sigue la melodía principal y la otra crea lo que se llamó una “segunda”, una respuesta en contrapunto que se sumaba a la primera parte. Diz y Roy también cantan e improvisan en la ligera “Pretty-Eyed Baby”, donde conservan elementos del estilo de llamada y respuesta, dejan volar sus voces y se sumergen en el espíritu de Armstrong. Ambas trompetas comienzan la sesión con sordina, un timbre más suave y una sensación más contenida (muy diferente a la de Armstrong). Pero cuando quitan las sordinas en “I Found a New Baby” y la segunda mitad de “Blue Moon”, Diz y Roy demuestran su torrencial poderío pulmonar sin perder ni un ápice de agilidad. Las frases de Eldridge tienen una deuda con el lenguaje del innovador saxofonista tenor Coleman Hawkins, una de sus influencias primarias. Las líneas de doble tiempo de Gillespie, deslumbrantemente precisas, encarnan toda la invención del bop que había perfeccionado con Charlie Parker una década antes. Juntos, los dos dan forma a algo que se parece mucho más a una expresión de alegría compartida que a una batalla.
Publicado alternativamente como The Trumpet Kings y Trumpet Battle, Roy and Diz reunía a los dos titanes con el pianista Oscar Peterson y su trío, que completaban Herb Ellis (guitarra) y Ray Brown (contrabajo), con el añadido del versátil Louie Bellson a la batería. El grupo de Peterson funcionó como una especie de banda de la casa en estos encuentros estelares. Poco antes, habían grabado Lester Young with the Oscar Peterson Trio y Diz and Getz, este con Max Roach, un aliado de Gillespie en el bebop, a la batería.
La interacción melódica de Dizzy y Eldridge en “Sometimes I'm Happy”, “Blue Moon” y la furiosa “Limehouse Blues” se remonta en cierto modo a las trompetas de King Oliver y Louis Armstrong, que nos dejaron algunas de las grabaciones fundacionales del jazz. En estas piezas, una trompeta sigue la melodía principal y la otra crea lo que se llamó una “segunda”, una respuesta en contrapunto que se sumaba a la primera parte. Diz y Roy también cantan e improvisan en la ligera “Pretty-Eyed Baby”, donde conservan elementos del estilo de llamada y respuesta, dejan volar sus voces y se sumergen en el espíritu de Armstrong. Ambas trompetas comienzan la sesión con sordina, un timbre más suave y una sensación más contenida (muy diferente a la de Armstrong). Pero cuando quitan las sordinas en “I Found a New Baby” y la segunda mitad de “Blue Moon”, Diz y Roy demuestran su torrencial poderío pulmonar sin perder ni un ápice de agilidad. Las frases de Eldridge tienen una deuda con el lenguaje del innovador saxofonista tenor Coleman Hawkins, una de sus influencias primarias. Las líneas de doble tiempo de Gillespie, deslumbrantemente precisas, encarnan toda la invención del bop que había perfeccionado con Charlie Parker una década antes. Juntos, los dos dan forma a algo que se parece mucho más a una expresión de alegría compartida que a una batalla.