El irresistible sonido equilibrado e íntimo del cuarteto de cuerdas, que incluye dos violines, una viola y un chelo, se convirtió en una de las piedras angulares de la era clásica. Joseph Haydn es, a menudo, considerado como el “padre” de dicho estilo, y los cuartetos de cuerda de Beethoven, Mozart, Shostakovich y Bartók destacan entre las obras más importantes de estos compositores, al irradiar intimidad e intensidad.