Cuando a final de los 80 este dúo decidió dejar su afiliación a la música industrial y el mundo post punk para integrarse al naciente movimiento de house que surgía en Chicago, nadie sospechaba que conseguirían tal aceptación, y mucho menos que ésta se daría no sólo en los circuitos de clubes nocturnos, sino a lo largo y ancho del fenómeno de raves británicos. Para mediados de los 90, habían conseguido posicionarse tan bien en el mundo de la electrónica que ya estaban colaborando con artistas de la talla de Björk.