Apagado el fulgor de la primera gran generación de compositores del país, la música popular brasileña se enfrentaba a un tiempo de renovación y relevo. Justo entonces apareció Ed Motta, a finales de los 80, para rejuvenecer el género e incorporarlo a las grandes tendencias sonoras del momento. Desde sus inicios, Motta logró fusionar con excelente gusto los géneros locales del Brasil del siglo XX con la música afroamericana, desde el soul hasta el funk. Así, su enorme talento lo posicionó como uno de los compositores más relevantes de una exitosa generación.