Fue descubierta por un productor musical en un concurso de música gospel en Los Ángeles al que se había desplazado desde su Colorado natal. La delicadeza de la voz y las composiciones espirituales de Nichole Nordeman, que reinterpretan la Biblia desde una personal perspectiva, la catapultaron pronto al éxito. Y, cuando decimos éxito, estamos hablando de que sus canciones han llegado a sonar incluso en videojuegos. Pese a ello, en los últimos años la cantante decidió dedicarse a su familia y aparcar temporalmente su carrera profesional.