Cuando se dice que los logros de las compositoras del pasado no han recibido el reconocimiento que merecen, quizás el mejor ejemplo sea el caso de Hélène de Montgeroult. Nacida en el seno de la nobleza francesa a finales del siglo XVIII, se le prohibió desempeñarse como pianista, a pesar de su talento excepcional como intérprete y para la improvisación. No obstante, en el transcurso de una vida extraordinaria en la que fue encarcelada dos veces y estuvo cerca de un encuentro con la guillotina, Montgeroult eventualmente se convirtió en la primera profesora de piano del Conservatorio de París. El legado perdurable de Montgeroult incluye la publicación de tres sonatas para el pianoforte y el Cours complet pour l’enseignement du forte-piano (Curso completo para enseñar el pianoforte), cuya segunda parte comprende 70 estudios. El título austero de la obra esconde un maravilloso tesoro de composiciones que estaban muy adelantadas a su época. Su influencia fue notable no sólo a través de generaciones del Conservatorio de París, sino también parece haber sido una fuerza trascendental en la música alemana de la era romántica. El gran maestro de piano Friedrich Wieck, padre de Clara Schumann, utilizó el Cours complet de Montgeroult para enseñar a sus estudiantes, entre los que se encontraba Robert Schumann. La primera impresión de la música de Montgeroult es que no es tan similar a su casi contemporáneo Mozart, sino que se acerca más a las composiciones ricas y expresivas de los últimos años de Beethoven en la década de 1820, o incluso a las obras de compositores de la década de 1830 como Chopin y Schumann. Pero, quizás, lo que habría que reconocer es la influencia tan palpable de Montgeroult en la música del siglo XIX. Escucha su increíble obra Etude No. 112 in E-flat major, presentada en tres movimientos como una sonata para piano. Cada movimiento incluye una fermata, es decir, un punto posible de improvisación antes continuar con la partitura. Montgeroult sostenía que esas improvisaciones no eran meros pretextos para alardear de su virtuosismo, sino una oportunidad para elaborar en la expresión y estilo de la música que se está interpretando. Así, determina los parámetros de expresión y estilo de improvisación para el intérprete y ¡qué maravilloso trío de estilos musicales ofrece!