Desde comienzos de los 80, el ascenso de U2 había sido constante, pero The Joshua Tree, de 1987, lo catapultó del mero estrellato al Olimpo del rock. Tras años de escuchar que su presencia en el escenario era magnética y casi mesiánica, Bono puso en claro que esa no era su intención. Sus canciones estaban hechas para interpretarse al aire libre y ante 70,000 personas. Afortunadamente para el grupo, ese era el tamaño de su audiencia en ese momento. En una entrevista con Zane Lowe, en 2017, Bono explicó por qué la canción de apertura de la gira, “Where the Streets Have No Name,” resultaba tan majestuosa. “Su poder radica en que es una llamada a una multitud de personas, sean cien o cien mil, en la que se les pregunta si desean ir a ese lugar”, aseveró. “¿Quieren ir al lugar de la imaginación, al lugar del alma? Y al decirlo, se te eriza la piel porque sabes que irán”. El concierto incluía todas las canciones de The Joshua Tree pero, en ciertos momentos, el grupo ofrecía nuevos temas o joyas poco conocidas como “Trash, Trampoline and the Party Girl” y la inmortal “Out of Control”, a la par de un puñado de covers de clásicas del rock que encajaban con la vibra norteamericana del álbum. Casi una década después de hacer que los pequeños clubes parecieran estadios de futbol, ahora hacían que los estadios de futbol parecieran pequeños clubes.