La combinación de emociones fuertes y una extraordinaria riqueza imaginativa impulsan las interpretaciones cargadas de emotividad de Kun-Woo Paik. El arte del pianista coreano también se distingue por la calidez profundamente conmovedora de su sonido, siempre suntuoso, nunca frágil. Basta escuchar la forma en que moldea cada frase del Nocturno No. 1 en si bemol menor de Chopin, permitiendo que las melodías de la mano derecha canten mientras realiza alteraciones casi imperceptibles en el tempo de su hipnótico acompañamiento de la mano izquierda, o el poder irresistible de la transcripción de Busoni de la Toccata en do mayor (BWV 564) de Bach. Paik prolonga de forma exquisita la grandeza de la música de Beethoven, sin suprimir su energía, en el movimiento inicial de la Sonata “Pathétique”. La individualidad de su destreza en el piano se hace patente en la secuencia de danzas cortas que forman los Papillons de Schumann y, sobre todo, en su arrebatadora interpretación de la Barcarolle No. 1 de Fauré, un estudio finamente elaborado sobre el lirismo delicado.