Dotada de una técnica asombrosa y un alma poética, Yeol Eum Son hace que el difícil arte de tocar el piano parezca tan natural como respirar. Su forma de tocar surge de una rara combinación de asombrosa precisión, espontaneidad expresiva y lirismo sincero. Basta escuchar cómo matiza los cambiantes estados de ánimo del Concierto para piano de Ravel, pasando de ser una solista orgullosa a una compañera de música de cámara de un minuto a otro, o su alegre respuesta a los llamativos Concert Etudes de Kapustin. La habilidad artística de Son se demuestra plenamente en la exuberancia emocional de Kreisleriana y Fantasía en do mayor de Schumann. Es igualmente convincente en Mozart, logrando el equilibrio ideal de luces y sombras en el sublime movimiento lento de su Concierto para piano No. 21 y cultivando la anhelante intensidad de su Fantasía en do menor. Y sus dedos toman el papel de una orquesta sinfónica completa en La Valse para crear una interpretación imponente del “poema coreográfico” de Ravel.