A los cuatro años recibió su primer violín de sus padres y a los 12 ya lo tocaba con seriedad. Sólo dos años después, debutó con la Orquesta de Filadelfia bajo la dirección del mismísimo Riccardo Muti. Estos pasos agigantados serían sólo el comienzo de lo que es una larga y exitosa trayectoria. Bell ha logrado mezclar el mundo clásico con el pop, pero aquí nos enfocamos en el primero: interpretaciones virtuosas de repertorios de Brahms, Debussy y Vivaldi, entre otros, donde su ya conocido tono suave y apasionado pone en claro por qué es uno de los intérpretes contemporáneos más aclamados y respetados.