Durante gran parte de los 90 y los 2000, Grapevine nos llevó por un auténtico camino de rock que cimbró a Japón en 1999 con el exitoso Lifetime. El melancólico trío de Osaka dejó atrás su independencia pero no su estilo introspectivo de rock lento y solos desgarradores bajo las vocales dolorosas de Kazumasa, que emulan el sentimentalismo del OK Computer de Radiohead sin texturas y de Siamese Dream de Smashing Pumpkins sin la distorsión. Sin embargo, el proyecto sí goza de un hipnótico romance que alimenta a esta poderosa banda de j-rock.