Es difícil establecer quién inventó el pasito duranguense, la combinación de tecnobanda y tamborazo que dominó la escena regional mexicana a ambos lados de la frontera a finales de los 90. Pero uno de los pretendientes al trono con más credenciales es José Luis Terrazas, fundador de Montez de Durango, en Chicago, a mediados de la década. A lo largo de una carrera sin descanso, el grupo ha ampliado su espectro estilístico con corridos, baladas rancheras, cumbias y otros géneros, casi siempre filtrados a través del espíritu duranguense que sigue definiendo su música.