“Nada va a enseñarte más sobre tu persona, la vida y aquello que es importante, como tus hijos”, le cuenta David Oyelowo a Ebro en el episodio más reciente de The Message. “Cuando me casé, era muy joven pues tenía 22 años y tuve mi primer hijo a los 25. A esa edad, todavía te estás formando como ser humano, especialmente siendo actor porque piensas en ti todo el tiempo. Por eso, uno de los regalos que me ha dado mi familia es poder ver más allá de mí mismo”. El aclamado actor, y padre de cuatro, conversó con Ebro sobre lanzamiento de Government Cheese, la nueva comedia de Apple TV+ ambientada en el Valle de San Fernando en 1969 que narra la historia de una familia que vive el complicado regreso de su padre tras salir de la cárcel. Oyelowo, que creció en el Reino Unido, se siente especialmente honrado al participar en esta serie en la que, además de interpretar al personaje protagónico, es el productor ejecutivo ya que, hasta hace poco, era difícil encontrar una plataforma para proyectos como este. “Cuando comenzaba mi carrera, todavía se tenía la falsa idea de que al arte negro no traspasaba fronteras”, comenta. “Pocas personas decidían (y siguen haciéndolo) qué se producía, apoyaba y distribuía a nivel internacional, lo cual no reflejaba los deseos del público. La llegada del streaming proporcionó datos consistentes de que la gente de todo el mundo quiere ver El juego del calamar sin importar si es en inglés o coreano”. Para esta edición de The Message, Oyelowo se inspiró en muchos aspectos de su vida. Su selección incluye sus días de joven raver (“Breathe” de The Prodigy), celebra su gusto por el jazz funk vintage (“Mystic Brew” de Ronnie Foster), toma en cuenta su admiración personal y profesional hacia una de las estrellas más queridas de su oficio (“Stand Up” de Cynthia Erivo) e incorpora una melodía de quien podría ser su cantante favorito en la actualidad (“i love you” de ASHER YELO y Sirusho). “ASHER YELO es mi hijo y es un gran artista”, afirma Oyelowo. “Lo que verdaderamente me gusta de su música es que, aunque él tiene 23, ha estado trabajando en ella durante alrededor de siete u ocho años, y comunica una madurez que contrasta con su edad, lo cual me fascina. Además, me encanta que, a su edad, tenga valores que son sinónimo de lo que considero es una vida provechosa. El orgullo que siento por él no tiene límites”.