Tras los refinados conceptos de sus espectáculos en las giras de los 90, U2 arrancó el nuevo milenio con un concierto que volvía a lo básico de la manera en que sólo uno de los grupos más grandes del mundo podía hacerlo. Veinte años después del lanzamiento de Boy, All That You Can’t Leave Behind (2000), despojado del artificio minuciosamente elaborado de Achtung Baby, Zooropa y Pop, colocó al frente el sonido inconfundible de las guitarras de The Edge. Y “Beautiful Day” significó el mayor éxito de la banda en años. Si bien las producciones escénicas de U2 eran cada vez más sofisticadas, su verdadera esencia siguió radicando en la sencillez que hay en cuatro amigos que tocan juntos y en un mismo lugar. “Debes recordar que somos hijos del punk rock, no éramos grandes músicos”, le comentó The Edge a Zane Lowe en 2023. “Aprendimos en el camino que nuestras limitaciones eran en realidad una fortaleza. Y creo que eso es bueno, porque luchar significa que siempre vas a tener intensidad. Querer siempre ir más allá de lo que te hace sentir cómodo y de tus capacidades”. El repertorio de la gira consistía sobre todo de canciones de All That You Can't Leave Behind, y prácticamente no incluía material posterior a Achtung Baby. Y en tanto que el diseño del escenario de Elevation era evidentemente minimalista comparado con el de PopMart, las actuaciones inolvidables de la gira posterior al 11 de septiembre recordaban lo poco que necesitaban para armar un concierto monumental.