“Josquin es el maestro de las notas y las hace obedecer su voluntad”, dijo Martín Lutero sobre Josquin des Prez. Lutero no tenía ninguna duda de que Josquin, como se le conoce más comúnmente, era un compositor cuya música no tenía precedentes. Nacido a mediados del siglo XV, en algún lugar del norte de la actual Francia o Bélgica, Josquin se basó en los logros musicales de gigantes como Guillaume Dufay y Gilles Binchois. Con una mezcla de virtuosismo técnico y sensibilidad expresiva, reemplazó los primeros intentos polifónicos de sus predecesores con obras maestras de gran fluidez que allanaron el camino para Palestrina, Tallis y, más adelante, J.S. Bach, quien interpretó su música cuando era un joven coralista en Eisenach. Aquí puedes apreciar la sofisticación, la belleza y la fuerza dramática del entretejido vocal de Josquin en sublimes obras litúrgicas, entre ellas los motetes Tu Solus Qui Facis Mirabilia y O Virgo Prudentissima, así como misas más complejas como Missa l’homme armé y la que es considerada su obra maestra tardía: Missa Pange lingua. También vale la pena escuchar las hermosas canciones profanas de Josquin. Entre ellas destacan Nymphes des bois, escrita tras la muerte del compositor Johannes Ockeghem, y Mille regretz, otra obra coral melancólica que, según se dice, era una de las favoritas de Carlos I de España. Igualmente, puedes descubrir un lado completamente distinto de Josquin en sus populares canciones italianas, o “frottole”, como la vivaz y evocadora El grillo o Scaramella, una representación cómica de un soldado torpe.