La atención de Verdi estaba enfocada casi sin excepción en la ópera, género del que escribió más de dos docenas de obras, muchas de ellas consideradas fundamentales (el Réquiem es su única obra que no es interpretada en los escenarios regularmente). Así, refinó y amplió las formas de expresión operística, dando a luz obras maestras como "La traviata", "El trovador", "Don Carlos", "Aida" y "Otelo". Escribió su última ópera a los 80 años: inspirada en su amado Shakespeare, "Falstaff" (1893) es considerada una magnífica culminación de su arte. Junto a Wagner, Verdi llevó la ópera a otro nivel.