Me amó y se entregó por mí (Gálatas 2,20)

Miraba mi pecado y en silencio Rompía mis cadenas con su último aliento Y en el final, gimiendo, liberaba a un pueblo De la condena y la opresión Mientras ardía de dolor todo su cuerpo Él me ofreció el regalo más bello Y en ese discípulo al que más amaba Me dio a María, por Madre, para siempre ¿Qué más espero yo? Si es claro que El me amó Y se entregó por mí en oración Y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí Y lo grita en mi frágil corazón Así, crucificado yacía luego del maltrato Las injurias y el sometimiento Y su rostro sereno anunciaba La Gracia y el Misterio de nuestra Redención ¿Qué más espero yo? Si es claro que El me amó Y se entregó por mí en oración Y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí Y lo grita en mi frágil corazón En el sepulcro sólo descansaban El sudario, unas vendas y las lágrimas Es que mi Dios había resucitado Y Su Victoria nos dió la Salvación ¿Qué más espero yo? Si es claro que El me amó Y se entregó por mí en oración Y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí Y lo grita en mi frágil corazón ¿Qué más espero yo? Si es claro que El me amó Y se entregó por mí en oración Y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí Y lo grita en mi frágil corazón