De las tormentas de los dias,
La placidez de tantas noches,
El armazon del desconsuelo,
Que se entrecruza en nuestros sueños.
De las cadenas de la lujuria,
Los eslabones de la dormida amistad,
El grito aspero y secreto,
Que se entrecorta en un susurro letal.
Y esta vez, si te vuelves,
Dejaras de ser estatua de sal.
Y esta vez, si te vuelves,
Quizas ya te atrevas a respirar.
Envueltos en ceniza y sombra,
Acorralados en el tramo final,
Escudo y lanza son la norma,
Que nos desgarra en la justa mitad.
Y esta vez, si te vuelves,
Dejaras de ser estatua de sal,
Y esta vez si te vuelves,
Quizas ya te atrevas a respirar.
Y ha regresado el invierno,
Y no me puedes ni mirar,
Porque has cortado mi cabeza,
Y has vomitado en el portal.
Largo camino, vuelta a casa,
Dulce camino de vuelta a la oscuridad,
Velocidad y pensamiento,
Que muerden un instante casi fugaz.
Y esta vez, si te vuelves,
Dejaras de ser estatua de sal.
Y esta vez, si te vuelves,
Quizas ya te atrevas a respirar.
