Canción de Fe y Devoción

Yo, yo lo dudo, si hay piloto en el mundo o plan alguno.

Si cuanto retengo es el hacha de mi verdugo,

mejor libre y desnudo que preso y mudo.

No, ya no late más, la palabra de miedo que ciega y quema.

Si cada mañana a pesar de la noche llega,

y la luz ilumina a quien la espera.

Dos ancianas ruinas, dos eternidades mutarán.

Dos almas recorren distancias entre materias,

desde aquel rumor de estrella inmensa.

No, no existe un dueño, de tu tiempo, tu mundo o de tus sueños.

Tan solo resuena el instante que ya está muerto,

así que toma mi mano y háblame adentro.

Dime si el camino largo te hace reptar despacio o volar alto,

si aun te acompañan aquellos que te enseñaron,

y si aun reconocen a quien ayudaron.

Dos ancianas ruinas, dos eternidades mutarán.

Dos almas recorren distancias entre materias,

desde aquel rumor de estrella inmensa.