Me dio pelusa

Me dio pelusa Cuando te vi abrazar de aquella manera al árbol Que había un dios metido entre sus ramas, decías Me dio pelusa Me dio pelusa de tu dios Me vine abajo Al ver saltar las chispas entre tus dedos Aún sin saber si prendería mi llama, y dudaba Y me dio pelusa Me dio pelusa de tu dios Y si piensas que hablo de amor Te estás equivocando Y si piensas que hablo de mí Mira hacia dentro, que no Que hablo de envidia Me puse verde Y fui libar oculto de tus talentos Pellizca el ver cómo el público te adoraba, y reías Me dio pelusa Me dio pelusa de tu Dios Después el llanto El secarral interior de quien nada aprende Comprometí mi alma a las redenciones, entera Comprometida, entera con mi dios Y si piensas que hablo de amor Te estás equivocando Y si piensas que hablo de mí Mira hacia dentro, que no Que hablo de envidia (...) Quien que haya sido humano Aceptando ese dolor Nunca ha sentido la envidia Dentro de su corazón Y hay quien por hablar de menos Y hay quien por hablar de más Y el pecado de la envidia Se cura con caridad ¡Que hablo de envidia! Y si piensas que hablo de amor Te estás equivocando Y si piensas que hablo de mí Mira hacia dentro, que no Y si piensas que hablo de amor Te estás equivocando Y si piensas que hablo de mí Mira hacia dentro, que no Que hablo de Que hablo de Que hablo de envidia