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Fábulas
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Cuentos Infantiles
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Lyrics
Érase una vez una mamá cabra que tenía siete cabritas a las que amaba
Tanto como suelen amar todas las madres a sus hijitos. Un día mamá
Cabra tuvo que salir al bosque en busca de alimento para su pequeña
Familia, pero antes de irse reunió
A sus siete cabritas y les dijo así
- Queridas hijitas, os vais a quedar solas, pues me marcho
Al bosque. Tened cuidado por si viene el lobo, pues
Si os coge os devorará a todas sin dejar ni una pizca
- ¡Uy, qué miedo! Pero, ¿cómo conoceremos al
Lobo, mamita?, porque a lo mejor se disfraza
- Sí, el lobo se disfraza con frecuencia, pero aún así
Podréis reconocerle por su voz ronca y por sus patas negras
No hacía mucho que se había marchado mamá cabra cuando
Alguien llamó a la puerta de la cabaña diciendo
- ¡Abrid enseguida!
La voz había sonado tan tremebunda que
Llenó de espanto a los pequeños animalitos
- ¿Quién? ¿Quién es?
- ¡Abrid! Soy vuestra madre que os trae un regalito para cada una
Pero como la voz que oían era muy ronca, las cabritas
Comprendieron que se trataba del lobo. Así pues, contestaron
- No, no abriremos la puerta. Tú no eres nuestra madre. Ella
Tiene la voz suave y dulce, y la tuya es áspera. Tú eres el lobo
Y el lobo tuvo que marcharse sin poder entrar
Pero el feroz animal era muy listo. Comprendió que si no engañaba
A las cabritas haciendo una voz más dulce y fina no le abrirían
La puerta. Se puso a pensar qué podría hacer para suavizar su
Garganta. Tras mucho discurrir, llegó a la conclusión de que
Lo mejor para aclarar su voz y emitir unos sonidos bien limpios
Era, sin duda alguna, el jabón. Se fue a una tienda y se compró
Un gran pedazo de jaboncillo que se comió apresuradamente con
El fin de lograr tener una voz más agradable. Enseguida volvió
A la cabaña, llamó de nuevo a la puerta y dijo con voz suave
- ¡Abrid, hijitas! Soy vuestra madre
Que os trae un regalito para cada una
Pero tampoco esta vez el lobo logró su malvado propósito. Había
Apoyado sus negras patas en el antepecho de la ventana, de modo
Que las cabritas pudieron verlas y al punto se pusieron a gritar
- ¡No, no abriremos la puerta! Nuestra madre no
Tiene las patas negras. Vete, tú eres el lobo
Así que otra vez burlado, el animal tuvo que marcharse
De nuevo el lobo aguzó el ingenio acabando
Por dirigirse a casa de un panadero
- Hola, panadero, me he hecho daño en las
Patas. Ponme en ellas un poco de masa
Luego, cuando el panadero hubo hecho lo que
Le pedía, el lobo corrió a casa del molinero
- Oye, molinero, quiero que me espolvorees
Las patas con tu mejor harina blanca
Pero el molinero no era tan obediente como el panadero
- ¿Y para qué quieres que te haga eso?
¿Es que vas a engañar a alguien?
El lobo no le dejó seguir hablando. Enseñando los
Dientes ferozmente, mandó con su voz más terrible
- Te devoraré si no lo haces enseguida
Cuando se ponía feroz, el lobo aterraba a cualquiera, así que no es
De extrañar que el molinero, muy asustado, se apresurara a
Complacerle. Y el astuto lobo, así preparado
Volvió por tercera vez a la cabaña y, una vez allí
Llamó a la puerta y gritó con su falsa voz amable
- ¡Abrid, hijitas! Soy vuestra madre querida
Que os trae un regalito para cada una
Las cabritas, siempre recelosas, contestaron
- Enséñanos tus patas primero para que podamos ver si eres o no
Nuestra madre. Sí, sí, que enseñe sus patas. Debemos asegurarnos
El lobo hizo lo que le pedían y apoyó sus patas en el
Antepecho de la ventana. Las cabritas vieron que eran
Blancas y quedaron convencidas de que, efectivamente
La que llamaba era mamá cabra y abrieron la puerta
Pero, ¡ay, qué susto al ver que el que entraba era el lobo!
Las pobres cabritas, aterradas, trataron de esconderse. Una se
Metió bajo la mesa, la segunda en la cama, la tercera en la
Alacena, la cuarta en la cocina, la quinta en el horno, la
Sexta en el lavadero y la séptima en la caja del reloj. Todo en
Vano. El lobo las fue encontrando y, sin detenerse siquiera en
Pensarlo, se las fue tragando. La única que se le escapó fue la
Más jovencita, la que se había escondido en la caja del reloj
Harto ya el feroz lobo, salió de la cabaña y echó a
Correr por el campo para terminar tumbándose bajo un
Árbol y sobre la verde hierba, quedando pronto dormido
¡Qué sorpresa la de mamá cabra cuando regresó del bosque! La puerta de
La cabaña estaba abierta de par en par, la mesa y los bancos
Aparecían derribados, el cubo de lavar hecho pedazos y
Las sábanas y las almohadas formaban un revoltijo en el
Lecho. Llena de temor, mamá cabra empezó a llamar una tras
Otra a sus hijas sin que ninguna le contestara, hasta que
Nombró a la pequeñita. Entonces ésta dejó oír su vocecilla
- Aquí estoy, querida madre, en la caja del reloj
Mamá cabra sacó a la pequeñita de su escondite, la consoló del susto
Que aún le quedaba y después le preguntó lo que había ocurrido
-La pobre cabrita se lo contó entre tristes balidos, y así supo mamá
Cabra que el lobo había venido tragándose a todas sus hermanas. Ya
Podéis imaginaros cuánto lloró mamá cabra por tan triste desgracia
Pasados los primeros momentos de dolor, mamá cabra abandonó la cabaña
Seguida por pequeñita. Y hete aquí que a poco de andar por el campo
Se toparon con el lobo que seguía dormido bajo el árbol dando unos
Ronquidos que hacían temblar las ramas. Mamá cabra, que le miraba
Llorosa por el daño que le había causado, advirtió de pronto que algo
Se agitaba dentro del cuerpo del feroz animal. ¡Dios mío, si se habrá
Tragado enteras a mis pobres hijitas y estarán todavía vivas! ¿Conque
Sabéis qué hizo? Pues correr a casa y traerse un par de tijeras y
Aguja con hilo. Después fue y cortó la peluda piel de la fiera
Apenas hubo hecho el primer corte cuando una de las cabritas asomó
La cabeza. Muy contenta, mamá cabra siguió cortando de modo que las
Seis cabritas salieron de dentro del lobo una tras otra, todas vivas
Y sin haber sufrido ningún daño. El lobo en su voracidad se las
Había tragado enteritas. Qué alegría sintieron las cabritas al verse
Fuera de su cárcel. Luego acariciaron a su querida mamá y triscaron
A su alrededor como sastre en día de boda. Cuando la madre hubo
Acariciado a todas, ordenó: Idme a buscar algunas piedras grandes
Para llenar el estómago del lobo mientras está dormido. Las siete
Cabritas reunieron apresuradamente un montón de piedras con las que
Mamá cabra rellenó el estómago del lobo hasta que no cupieron más
Después cosió la abertura como no lo habría hecho mejor la más hábil
Costurera. Cuando el lobo se despertó y se puso sobre sus cuatro
Patas, descubrió que tenía mucha sed. Esto se debía a las piedras
Que llenaban su estómago. Corrió a la orilla del río para calmar el
Ansia de beber que sentía, y mientras corría tambaleándose de un
Lado a otro, sentía que las piedras repiqueteaban dentro de su
Cuerpo. Esto le hizo gritar: ¿Qué es lo que llevo en la panza que me
Repica y me danza? Más que cabritas lechales parecen piedras
Fenomenales. Llegó al fin a la orilla del río, pero cuando
Se inclinó para beber, entonces las pesadas piedras le
Hicieron perder el equilibrio y cayó de cabeza al agua
Imaginaos la alegría de las siete cabritas que se pusieron
A saltar y gritar como locas. Y alrededor de su madre no
Pararon de bailar llenas de alegría hasta que quedaron rendidas
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